El objetivo general al construir un objeto es que el resultado del trabajo se corresponda con el dibujo del diseñador.
Lograr una correspondencia perfecta entre la realidad material y el modelo geométrico ideal es conceptual y físicamente imposible, y siempre habrá una desviación, una diferencia, con el modelo en la realidad.
Esta desviación puede ser mayor o menor en función del grado de exactitud y precisión aplicado en el proceso de realización.
Es el diseñador, teniendo una visión de conjunto, quien indica en el dibujo los valores máximos y mínimos tolerados para cada característica dimensional del objeto, estos valores, estos rangos, se denominan «tolerancias».
Generalmente, cada objeto tiene dimensiones para las que se permiten tolerancias más amplias y otras dimensiones en las que se requieren tolerancias más estrictas.
Por ejemplo, el brazo de una excavadora tendrá tolerancias amplias, en términos de milímetros, para las dimensiones máximas y tolerancias más estrechas, en términos de centésimas de milímetro, para las superficies de acoplamiento pasador-buje.

Normalmente, mediante el corte, el ensamblaje y la soldadura, se pueden mantener tolerancias milimétricas, por lo que, para las características dimensionales en las que se requieren tolerancias más estrictas, es necesario un mecanizado adicional.
Estos procesos se llevan a cabo con la ayuda de máquinas especiales, capaces de retirar material de la pieza con gran precisión utilizando herramientas de corte especiales, denominadas genéricamente máquinas herramienta.
Las máquinas herramienta utilizadas habitualmente en carpintería son: taladro, torno, fresadora, mandrinadora, o máquinas que son una combinación de éstas.
El tamaño, la precisión y el grado de automatización y control de estas máquinas es muy variable en función del tipo de mecanizado que se vaya a realizar.
Normalmente, estas operaciones de mecanizado son realizadas por empresas especializadas que, al trabajar para varios fabricantes de carpintería, consiguen amortizar y optimizar los considerables costes derivados de la compra y el funcionamiento de las máquinas.
Pocos fabricantes de carpintería, normalmente los más grandes y estructurados, disponen de un departamento interno de máquinas herramienta.